Santiago, junto a Juan evangelista, era hijo del Zebedeo y fue pescador hasta que Jesús le llamó para ser Apóstol. Debido a su carácter vehemente e impetuoso se le ha denominado "Hijo del Trueno". La tradición le identifica como el Apóstol que evangelizó la penÃnsula Ibérica. No obstante, es en Palestina donde murió. Herodes Agripa, rey de Judea, para acallar las protestas de las autoridades religiosas, complacer a los judÃos y dar un escarmiento a la comunidad cristiana, lo escoge como figura representativa y lo condena a muerte por decapitación. Se convierte asà en el primer apóstol mártir. La tradición dice que Santiago fue trasladado hasta las tierras que evangelizó y sepultado en el extremo noroccidental de la penÃnsula, por la zona de la actual Santiago de Compostela.
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A principios del siglo, en torno al año 82, IX fue descubierto el sepulcro del apóstol en tierras gallegas. Cuenta la tradición que un ermitaño, de nombre Pelayo, observó durante varias noches sucesivas unos resplandores o luminarias misteriosas que asemejaban una lluvia de estrellas sobre un montÃculo. Impresionado por las visiones, se presentó ante el obispo diocesano Teodomiro para comunicarle el hecho. El obispo contempló el fenómeno relatado por el ermitaño. Un fuerte resplandor iluminaba el lugar en donde, entre la densa vegetación, encontrarÃan un sepulcro de piedra en el que reposaban tres cuerpos, identificados como el de Santiago el Mayor y sus discÃpulos Teodoro y Atanasio. El primer relato pormenorizado que se conserva sobre el descubrimiento es la Concordia de Antealtares, de 1077.
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A partir del descubrimiento, el sepulcro se convierte en punto de peregrinación de todo el continente Europeo. El camino quedó definido entonces recurriendo básicamente a las numerosas vÃas romanas que unÃan diversos puntos de la penÃnsula. Pero ante el impresionante flujo humano habÃa que dotar al Camino de la infraestructura necesaria para la atención de los peregrinos, y se establecieron hospederÃas, se crearon hospitales y cementerios, se levantaron puentes, se construyeron iglesias, se instalaron monasterios y abadÃas y, lo más importante, se fundaron infinidad de núcleos de población en torno a la ruta, constituyendo un legado histórico y artÃstico tan importante que aún hoy es imposible valorar. En el siglo XIV comienza un profundo declive, provocado tanto por las catástrofes que asolaron estos lugares (sobre todo la peste negra) como por las numerosas guerras en las que se vio envuelto el continente.
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En 1878 el Papa León XIII expide una Bula confirmando la autenticidad de los restos del Apóstol que habÃan sido reencontrados tras haber sido guardados para evitar los saqueos casi tres siglos antes. Este hecho, junto al descubrimiento de la tumba de Teodomiro en 1949, hace renacer el interés por el Camino de Santiago. A partir de los años setenta del siglo XX, comienza un resurgir del Camino, gracias al apoyo de las administraciones, las visitas del Papa a Santiago en los años ochenta y el renovado esfuerzo de la Iglesia, el desarrollo de múltiples asociaciones y cofradÃas y la declaración de Patrimonio de la Humanidad. En los últimos años las cifras de peregrinos van en aumento continuado.
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