Castrojeriz y, sobre todo la familia que tuvo que abandonar de noche su casa tras el derrumbe de la muralla que la sujetaba, se van recuperando del susto, aunque ni Daría, su marido Justo y sus hijos podrán regresar a su hogar mientras no esté garantiza la seguridad de su inmueble y del colindante, en el que se abrió un boquete.
Ayer, el Ayuntamiento castreño decretó el estado de ruina inminente del inmueble de la panera levantada sobre los cimientos de la muralla, tras la visita a la zona por parte del arquitecto municipal, Antonio Cámara. Éste manifestó a Diario de Burgos que se han dado 24 horas al propietario de la panera para que tome las medidas pertinentes para garantizar la seguridad de los vecinos, la vía publica y los viandantes.
En caso de que en ese plazo, el dueño, a quien ya se ha notificado la resolución así como a los propietarios de los edificios colindantes, no las acometa, sería el lunes el propio Ayuntamiento quien ejecute, de forma subsidiaria, las medidas para garantizar esa seguridad, pasando posteriormente el coste al dueño. En todo caso, la disposición de éste parece positiva, manifestó Cámara, ya que ayer mismo estuvo en el lugar con un técnico valorando la situación.
Esas medidas incluirían la demolición parcial de los elementos que estén amenazando la seguridad, la consolidación y ejecución de aperos y andamiajes así como el vallado hasta que el propietario decide qué hacer definitivamente con el inmueble, que si se decidiera por una rehabilitación, necesitaría de licencia de obra e incluso, del informe de la Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta, al afectar a la muralla, matiza Cámara. Respecto a la vivienda colindante, que sí estaba habitada por Daría, Justo y sus dos hijos, se ha visto igualmente perjudicada. Hasta que el otro propietario no ejecute las medidas que garanticen su seguridad, no se les permitirá volver, afirma el técnico municipal.
Causas probables
En cuanto a las causas que provocaron el derrumbe de la muralla, que hace de cimentación de la panera -sin uso-, Cámara explica que posiblemente haya sido provocado por la falta de mantenimiento del inmueble, pero también porque se ha agotado el elemento estructural. «Nos hemos dado cuenta que ese muro es muy esbelto para la carga que soportaba; de hecho, no ha saltado por el empuje de las tierras». Además, reconoce el arquitecto, ya se había «recomendado» al propietario en conversaciones informales que tenía que acometer una obra mayor que la que se había ejecutado con el ARI, que lo único que se hizo fue cambiar la carpintería.
Sus hijos pequeños llevaban acostados desde hacía tiempo. A las 0,15 horas de ayer Daría González y su marido, Justo Lara, se iban a dormir cuando un gran estruendo les hizo dar un bote en el sofá en el que descansaban. Pensaron que se trataba de un terremoto, porque la casa de Castrojeriz en la que viven hasta tembló. Ella se dirigió rápidamente a la ventana para ver qué había sucedido y vio con dificultad, porque una densa polvareda inundaba el ambiente, que la centenaria muralla en la que se asienta su vivienda había cedido. El inmueble en el que habitan resultó gravemente dañado, pero no tanto como la panera situada justo al lado, en cuya fachada se abrió un boquete que dejó a la vista buena parte el interior.
El suceso se produjo en el Paseo de la Puerta del Monte. Los moradores de la vivienda salieron corriendo con sus niños ante el riesgo de que toda la edificación se viniera abajo. Llamaron al servicio de emergencias 112 de Castilla y León, que movilizó a los bomberos voluntarios de la localidad. José Luis Muriel, su responsable, subraya que lo único que pudieron hacer es balizar la zona con el fin de que los vecinos no se acerquen.
¿Por qué se vino abajo la muralla? Los técnicos del Ayuntamiento «están analizando las causas», explicaba ayer la alcaldesa, Beatriz Francés, a la que el incidente la sorprendió lejos del pueblo. A falta de un informe oficial el propio Muriel y el concejal Sergio González (Cive), hermano de la dueña de la casa afectada, apuntan a la antigüedad del muro, en el que ya se apreciaba «una cierta panza». La regidora tampoco descarta que filtraciones de agua provocaran un corrimiento de tierras.
La propia muralla hace las veces de cimientos de las dos casas que ayer se vieron afectadas por el derrumbe. Y ayer a las 0,15 horas ‘dijo’ basta y cedió al peso de las edificaciones situadas sobre ella. Éstas habían sido reformadas hace pocas fechas en el contexto del ARI que ha desarrollado el municipio, pero tanto la alcaldesa como Sergio González advierten de que solo se modificaron fachadas y ventanas, las obras «no tocaron la estructura de las viviendas».
Respecto a la panera en la que los ladrillos caravista cayeron a plomo originando un gran agujero, no está habitada. A simple vista y a falta de lo que establezca el arquitecto municipal, «tiene muchas posibilidades de acabar derruida». En relación a la otra, el concejal de Cive confía en que pueda quedar en pie, «siempre y cuando se refuerce la muralla en ese punto». De hecho, este muro centenario ha experimentado mejoras a lo largo de los años en otros sectores con el fin de concederle más consistencia. Está protegido por el Plan Especial del propio Ayuntamiento, si bien su reforma, al poseer el municipio normas urbanísticas propias, no ha de ser sometida al escrutinio de la Comisión Territorial de Patrimonio, según explica Beatriz Francés.
Según apuntan en el pueblo los dos inmuebles que han sufrido desperfectos llevan construidos cerca de 80 años, si bien en este tiempo se han llevado a cabo distintas obras para adecentarlos, las últimas las mencionadas en el marco del ARI de Castrojeriz.
El matrimonio que habita en la vivienda afectada se aloja ahora en la casa de unos familiares y desconocen cuándo podrán regresar, si bien tendrán que esperar al dictamen de los técnicos, que habrán de establecer si su morada ha sufrido daños estructurales irreversibles o no. En todo caso habrá que reforzar el muro.
Los vecinos de Los Balbases fueron testigos ayer, con una mezcla de fascinación y temor, de un incendio cuando menos inusual. Desde el pueblo pudieron ver cómo un aerogenerador ardía cual antorcha gigante en el parque eólico situado junto a la localidad. Eran las 11 de la mañana y los fragmentos calcinados del molino que cayeron a las tierras de cultivo situadas bajo él terminaron arrasando más de 13 hectáreas de rastrojo, ya que el cereal ya había sido cosechado. Los bomberos de Castrojeriz y labradores del pueblo sofocaron las llamas en poco tiempo, si bien hubo que vigilar el lugar hasta las 18 horas.
El incendio se produjo en el aerogenerador número 10 del parque eólico. El guarda forestal observó el humo y avisó al encargado que se encuentra en el puesto base de la explotación. En ese momento se encontraban dentro de ese molino técnicos de la compañía efectuando labores de reparación. Hubo que informarles de que se había iniciado el fuego, ya que ellos trabajaban en el interior y no se habían dado cuenta.
Acto seguido dieron aviso al Servicio de Extinción de Incendios y Salvamentos de Burgos, que a su vez alertó a los de Castrojeriz. Una dotación se desplazó hasta el lugar para acordonar la zona. Allí se encontraban varios tractores de agricultores del pueblo arando la tierra alrededor de la zona que se quemaba con el fin de interrumpir el avance de las llamas. Aunque las labores de extinción concluyeron a mediodía, los efectivos del parque permanecieron de retén hasta las 18 horas de ayer, ya que el molino seguía ardiendo y existía el riesgo de que continuaran cayendo fragmentos incandescentes, incluso a gran distancia del lugar.
A las 18,13 horas un camión que transportaba madera a Kronospan, en Salas de los Infantes, ardió cuando circulaba por la BU-925, a la altura de La Gallega. Medios de la Junta y bomberos municipales sofocaron las llamas, que afectaron al paraje situado junto a la carretera.
Efectivos de la Guardia Civil localizaron en Frómista (Palencia) a un peregrino de 33 años, de nacionalidad canadiense, que se había perdido cuando realizaba el Camino de Santiago a la altura de Castrojeriz (Burgos), según informaron desde la Benemérita. Desorientado, no paró en el lugar convenido por la familia, adentrándose en la provincia de Palencia donde fue localizado.
El Puesto de Castrojeriz tuvo conocimiento de los hechos a las 17.00 horas de ayer martes, 23 de septiembre. Los familiares del joven, que padece una grave enfermedad mental, se presentaron en el Puesto al echar en falta a su hijo, al que esperaban en torno a las 12.00 horas, en el albergue de la localidad.
Varias patrullas de la comarca se desplegaban por la zona, buscándole por caminos y albergues existentes hasta el límite con la provincia de Palencia, con resultado negativo. Al no aparecer y teniendo el cuenta las horas transcurridas, se amplió el radio de búsqueda incluyendo la provincia de Palencia, donde fue comunicada su desaparición. Minutos antes de las 21 horas fue localizado en la localidad de Frómista, por guardias civiles de esa Comandancia. Aunque mojado y desorientado, se encontraba en perfecto estado de salud.
«Si transcurren 10 minutos más lo hubieran pasado mal», aseguraba ayer José Luis Muriel, el máximo responsable de los bomberos voluntarios de Castrojeriz. Aludía al matrimonio que vive en el número 26 de la calle Real de la localidad, a cuya casa se filtró el humo provocado por un incendio que se declaró en la casa de al lado, en el número 24. Una mujer de 58 años, M.J.R.M., fue evacuada en ambulancia hasta el Hospital Universitario debido a que sufrió una leve intoxicación.
A las dos y media de la madrugada de ayer, los dueños de esa última vivienda cerraban el bar El Fuero para volver a su casa. Fue en ese momento cuando se percataron de que salía humo de su inmueble. Rápidamente telefonearon al servicio de emergencias 112 de Castilla y León, que puso en alerta a los bomberos de Castrojeriz. Éstos se movilizaron en pocos minutos y lo primero que hicieron fue acudir a la casa de al lado para despertar a sus dos inquilinos, que salvaron la vida por minutos. El humo había penetrado en su propiedad y podrían haber perecido por la inhalación de monóxido de carbono y otros gases tóxicos.
Y es que el incendio tuvo su origen en una masa de poliuretano que sus vecinos de al lado habían extendido en su bodega como parte de una obra de reforma. La espuma cayó al suelo durante la noche y combustionó, «debido a las altas temperaturas que adquiere ese material». El fuego terminó de coger fuerza al entrar en contacto con un montón de leña situado en esa instancia. Las llamas y el humo pasaron a la bodega de la casa de al lado, donde dormía el matrimonio que fue desalojado.
El tiempo que tardaron en sofocar las llamas los cuatro bomberos que intervinieron, 12 horas, revela que las tareas de extinción fueron complicadas. La espesa humareda que invadía la bodega obligó a utilizar bombonas de oxígeno, ocho en total. Y los bomberos debían salir cada poco tiempo a refrescarse para no sucumbir a los efectos del intenso calor.
Además, se encontraron con una gran dificultad, la de encontrar el foco de las llamas. Éste no estaba a la vista no solo por el humo sino porque encima del poliuretano y la leña había caído también tierra del techo de la bodega. Este desprendimiento, lejos de contribuir a mermar la capacidad de destrucción del fuego, lo único que hizo fue ocultar a los bomberos el punto exacto donde se encontraban los rescoldos.
Por suerte, el exterior de las dos viviendas no resultó afectado y la estructura no sufrió daños de consideración. La alcaldesa, Beatriz Francés, subrayó «el buen trabajo de los bomberos» de Castrojeriz y se felicitó por que no haya que lamentar daños personales, salvo el caso de la mujer que tuvo que ser atendida por inhalar humo. Las demás casas de la calle Real se salvaron de la quema.
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